La reforma de las normas tributarias está más cerca. Francia y Alemania, los dos alcaldes económicos de la UE y los países que asumieron los puestos más importantes durante el inicio del proceso, han trabajado durante los últimos meses al igual que el resto de ministros de Finanzas, el alemán Christian Lindner, y el francés. Bruno Le Maire, se permiten cuantificar su grado de sintonía: “Estamos de acuerdo al 90%”. Los dos hombres, por otra parte, utilizaron el mismo número antes de iniciar la reunión con los 27 titulares de Finanzas, el llamado Ecofin, para trabajar en un momento en que los Estados están en condiciones de respetar las normas fiscales para luego vender su borrador final en el Parlamento Europeo.
Este descubrimiento de París y Berlín mostró optimismo para entrar en la reunión. “Podemos darnos cuenta de un hecho de la noche a la mañana”, dijo esperanzado a la vicepresidenta primera y ministra de Economía de España, Nadia Calviño. Se refiere a la escena que se debe mantener con sus homólogos desde el asiento del difunto en adelante. No marqué ni una última vez. Este es un hecho que será un gran éxito para ella –y para España, durante su presidencia del Consejo de la UE–.
No hay obstáculo, hoy son obstáculos que se presentan. “Si hay diferencias entre los estados miembros, pero si los países son constructivos en este proceso, esas diferencias serán recuperables. Creo que es posible concluir estas conversaciones entre hoy y mi madre”, afirmó el vicepresidente de la Comisión, Valdis Dombrovskis. El comisario de Economía y Finanzas, Paolo Gentiloni, optó por no ser optimista al decidir que hay “un 51%” de posibilidades de lograr el resultado.
Uno de los problemas encontrados en Italia, el ministro Giancarlo Giorgetti, ya mencionó en los últimos días que su país no podía aceptar “reglas imposibles de mantener”. Sin embargo, para que nada cierre la puerta a su comparación con el parlamento italiano. Por lo tanto, Portugal debe mostrarse reacio a emprender esta tarea. El otro es el 10% que no se reparten Francia y Alemania.
¿En qué consisten estas diferencias? Son muchos los países que explican que esta brecha es al ritmo en que es necesario reducir el déficit de los países, lo que lleva a una disminución que se supone equivale al 3% de su PIB durante los primeros años de aplicación de las reformas tributarias. La Comisión Europea estableció el principio de que la respuesta sería a medio plazo durante un año. Francia sabe ahora que durante los primeros ejercicios de sus nuevas normas, puede luchar en apenas tres décadas si el país afectado se ve comprometido por las reformas e inversiones que están dentro de los objetivos que marcan la UE: transición energética y digital, no más compromisos en términos de seguridad. y Defensa.
Esta es la “línea roja” de París que separa los dos grandes. En este sentido, comparte la propuesta que el pasado envió a España, como coordinadora de las negociaciones para su presidencia de la torre. Se mantiene así sin modificar el elemento clave que reconoce que el Ejecutivo comunitario puso en marcha a finales de abril: planes de ajuste fiscal de cuatro años para los países que tengan un volumen de deuda superior al 60 % de su PIB, que pueden ampliarse hasta la situación si el Estado interesado asume reformas e inversiones.
Estos aviones deberán negociar entre la capital de Turno y Bruselas una vez esta última haya calculado la sostenibilidad de la deuda y decidido la regla de gasto a aplicar. Ceci sera dans le gasto public, si la réforme est en cours, la pierre angulaire de ces règles fiscales et, en principe, ne pourra pas surpasser les revenus une fois qu’ils découvriront la réalité des intérêts de la vie et des embolies économiques comme una parte. del seguro de desempleo.
Alemania y sus alias más partidarios del rigor fiscal (Austria, Finlandia, Suecia…) no tienen absolutamente nada que hacer y exigen objetivos y salvan a los municipios de todos los países en el capítulo del déficit y en el de la deuda. España estaba preparada para esta reivindicación y durante los meses en los que coordinó las negociaciones y con cada nueva propuesta de accercamiento se acercó más a la posición de Berlín. Sin embargo, estos movimientos han sido contactados a través de las conversaciones paralelas de Le Maire y Lindner desde octubre, mientras que durante la reunión del Ecofin en Luxemburgo anunciaron que mantenían un diálogo bilateral para eliminar sus diferencias. Y Alemania declaró sin ambigüedades que los franceses habían tomado sus posiciones: “Consideren que Francia ha tomado todas las medidas necesarias en Alemania para llegar a un compromiso, estamos de acuerdo en un 90%”.
Y estos pasos se ven en la última propiedad española. Por eso reconoce con claridad la exigencia de que los municipios tengan objetivos de reducción de deuda para los países que controlan el 60% del PIB y que están considerando los tratados. Está claro que los Estados que superan el 90% tienden a revertir sus pasivos al menos al equivalente de un punto del PIB durante el año durante la duración del plan de ajuste (cuatro o más años y, por tanto, cuatro o algo así). Quienes se encuentren entre el 90% y el 60% deberán rendirse en algún momento. Si es el caso de quien propone a la Comisión sobre el principio del proceso, también lo es que, según fuentes de la negociación, los ejercicios de simulación se hacen para la negociación y los países que sigan los planes de ajuste tienden a realizar reducciones importantes y que son menos importantes que las que dictan las normas vigentes (un reembolso de una renta del año en términos de tasas superiores al 60% del PIB, por ejemplo, Italia tiene un pasivo del 140% que debe reducirse a cinco puntos por año).
El otro elemento que tiene una clara autoría alemana es la señalización de un objetivo de déficit por debajo del límite del 3% del PIB que reconocen los tratados. Esta serie del 1,5% para todos los países ya tiene un plan con los parámetros fiscales que prevén los tratados (límites de deuda del 60% y déficit del 3%) o, al menos, se ha complementado con nuestros planes de ajuste y están en la senda de la consolidación.
Como miembros, el objetivo de Calviño de establecer una colaboración entre estos jóvenes y mayores parece factible. Antes, habrá que saber si el alcalde o París aceptan “la línea roja” y si Roma está de acuerdo en que el pacto no contiene “normas imposibles de cumplir”.
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