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La nueva era de los robots en la industria | Negociaciones

La nueva era de los robots en la industria |  Negociaciones

Los robots se enviarán a la industria en los últimos años. Desde entonces, ésta ha ido incrementando su presencia en la forma Paulatina, hasta que en el año 2000 se consolida este crecimiento. En el transcurso de una década, vendieron 100.000 unidades al año. Pero algo se consiguió en 2009 para que las ventas se cuadriplicaran a partir de ahí: China está en la lista de clientes y el alto índice de consumo electrónico en las máquinas por parte de los robots, siendo esta tecnología la misma hasta una reducción del servicio del automóvil. El último salto es el de la logística, con las máquinas para almacenar los palets y los códigos para seleccionar la caja del producto que se debe entregar. Este tipo de máquinas industriales podrían ganar 120.000 millones de euros este año y duplicarse en 2028, según estimaciones de The Business Research Company, tras la contracción que se produjo durante la pandemia y en los años posteriores.

«En los próximos años la demanda se amplificará, porque los robots aseguran calidad y productividad», afirmó Marc Segura, presidente de la división de robótica del grupo ABB, uno de los principales jueces del sector, con una cifra de negocio de 3.400 millones euros (3.640 millones de dólares) en 2023. Consciente de que su afirmación es desmentida por los últimos datos -el trabajo alcanzó el 26% del pasado ejercicio-, seguramente tendrá acceso al futuro del sector porque se ha convertido en una palanca para superar uno. . Los principales riesgos son los que se presentarán en el sector en los próximos años: la sombra incierta y la necesaria flexibilidad, que supone el fin del trabajo cualificado en muchos ámbitos. “Nos dimos cuenta de que podíamos hacer algo positivo, porque una forma de mitigar el riesgo de incertidumbre es que su fábrica o negocio tenga la capacidad de adaptarse a nuevas condiciones”, dice.

Es cierto que ABB pretende volver a esta nueva situación como un recién llegado a su favor y, en parte, construir parte de este futuro a partir de la adquisición en 2021 de una empresa burguesa, ASTI, especializada en robots móviles autónomos. “Estamos trabajando en una instalación para crear una nueva arquitectura de fábrica: dividimos las grandes líneas de producción en tres más pequeñas y las conectamos con robots móviles”, para simplificar Segura. Uno de los problemas actuales de cualquier línea de montaje es que de un proceso pasa a otro, con muchas opciones limitadas para cambiar la fabricación, pero el problema es cuando no hay certeza de que Mencionaba Segura deba ser solucionado por la fábrica y ajustado rápidamente. Por ejemplo, marcas de coches que se instalan en la misma línea de coches eléctricos, híbridos o de combustión en función de la demanda del mercado. O del color que piden los clientes. “Necesitamos nuestra flexibilidad si añadimos una nueva variante a la producción, añadimos una nueva área de producción y hacemos que este robot móvil sea capaz de transportar las unidades de producción a otras áreas de trabajo sin cambiar toda la fábrica, como sucede ahora. Es un cambio de paradigma en la arquitectura de las fábricas”.

No olvides explicar que este cambio de modelo es importante para las marcas de coches o de móviles, pero también siempre para tus proveedores, porque la producción está exactamente ligada a las ventas que detectan fabricantes, pero con información posterior y con tornillos de emergencia. . “Adaptarnos con tanta sombra incertica es un sentido y una realidad para que podamos cambiar, pero si podemos cambiar la forma de producción, porque será un elemento de resiliencia”, afirmó Segura, que tiene como mayor recurso los robots móviles. , como el que ofrecerá inteligencia artificial, como parte del trabajo de ABB desde 2015, con centros en Santa Clara (California) y Barcelona.

“Hasta hace nada los robots est muy tontos”, dice sobre lo que se considera cambiar. Estas viejas máquinas pueden funcionar porque se trasladan a lugares preparados para ellas, y estos no están diseñados para cambios no programados. Con la inteligencia artificial analítica se introducen cámaras y sensores que se utilizan para hacer un proceso de aprendizaje que les permite avanzar en determinadas áreas, pero la industria tiene la impresión de que esta inteligencia artificial evoluciona hasta la generación, lo que también permite la interacción con el lenguaje. natural, sin las habituales líneas de código que los pedidos envían a los robots hoy en día. “Incluso para esto vamos a tener que pasar un año más”, asume la directiva, que considera que su mayor campo de recuperación es en la distribución y la logística, con miles de variables que cambian continuamente, aunque es fundamental en las tareas de mantenimiento. Los servicios hospitalarios… “donde el entorno es absolutamente impredecible”.

El regreso de China

El otro gran motivo es que la robótica está presente en China, después de que el gobierno local la introdujera en su plan quinquenal para la fase final de 2021. El gigante asiático lo ha demostrado tanto en la fabricación de vehículos eléctricos como en las energías renovables, lo que ha introducido un impacto económico. vector en su planificación temporal que se convierte en un riesgo para los grandes fabricantes, que en este caso se reparten entre Japón y Europa. «Hay muchas empresas emergentes en el sector, pero sobre todo lo que les pasa a unas u otras que está muy fuerte y que, tras controlar el mercado chino, venderá para exportar», afirma Segura, al igual que otros fabricantes europeos. no critica la competencia china en el fondo del argumento de las ayudas estatales. China representa actualmente el mercado mundial de robots y ABB confía en poder jugar con la política comercial. “China para China”, como lo hacen otros fabricantes europeos como el grupo Volkswagen. En el transcurso de un año, el grupo abrió una fábrica en Shanghai con una inversión de 140 millones de euros y fundó un equipo de I+D, pensando en productos específicos para el mercado local.

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By Roberto C. Coleman

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