La realidad demuestra que será muy difícil trazar el círculo sanitario de los datos públicos y reducir la deuda en los países de la UE en un momento en el que están invitados a no perder el tren de las transiciones medioambientales y digitales, además de aumentar la partida. . seguridad y defensa. El déficit público el año pasado, tanto en la UE como en la zona del euro, comenzó a cambiar: 3,5% y 3,6% del PIB, respectivamente. Sus cifras casi iguales al cierre de 2022, con llegada decimal o inferior. Y el fondo de deuda, por su parte, ha perdido mucha fuerza. En 2023, en la zona monetaria hubo un monto equivalente al 88,6% del PIB, dos puntos menos que los finales del ejercicio anterior, según datos de eurostat. Así, la tasa de ajuste se registra justo en el punto medio de los 12 meses anteriores.
Europa está estancada: no acaba de caer en la recesión, pero tampoco arranca. En 2023, la economía no ha mostrado cierta fortaleza y cuando esto sucede, la reducción del déficit y la deuda pública se convierte en un área muy complicada. Alemania, por ejemplo, la gran economía de la UE, donde la halcón El partido de la austeridad fiscal Christian Lindner es Ministro de Finanzas, no puede reducir el empeoramiento de sus cuentas públicas hasta dentro de una década: un números rojos 2,5% del PIB en 2022 e incluso en 2023. La economía hará la tarea mucho más difícil.
Por otro lado, España es el país grande de la UE donde crea aún más la economía y, por tanto, facilita mucho el trabajo del Ministerio de Vivienda: aumenta el reconocimiento y, además, el denominador del ahorro para el cálculo del déficit y la deuda. crece. Por tanto, el resultado de la operación es el más favorable: en 2023, el déficit español cayó hasta el 3,66% del PIB y la deuda se redujo hasta el 107,7%. En apenas 12 meses, la pasiva ha sumado cuatro puntos respecto al año anterior y el 13 respecto a 2020, cuando la crisis provocada por la pandemia alcanzó un máximo.
La mejor manera de evitar que la Comisión Europea abra la vía en España —en varios países más— de superar el 3% de déficit público, pero ayuda a una de las propuestas de Madrid: alejarse de otros países en mala situación fiscal, principalmente en Italia y Francia. El primero fue el año pasado con un déficit del PIB del 7,4% y un déficit del 137,7%. En el segundo día, son el 5,5% y el 110,6% del PIB respectivamente.
El país que, a partir de ahora, ha aportado mucho a este grupo de países señalados como los alumnos menos fiscales de la UE (también Grecia y Bélgica en este grupo) es Portugal. El saliente gobierno de António Costa ya cuenta con unas cuentas públicas muy mejoradas respecto a las que conocía y, sobre todo, en un envío sanitario muy consolidado: de 2020 a 2023, el derecho público superó el 135% del PIB en un 99,1%. Y el año pasado, la presunción pública portuguesa registró la mayor contribución a los gastos, un superávit del 1,2%.
El panorama estadístico publicado este mes por Eurostat es el que servirá como punto de partida para las nuevas normas fiscales del Veintisiete, que finalmente aprobarán estas leyes en el Parlamento Europeo y culminarán con su último paso importante. Hoy hay pasos formales en el Consejo de la UE, pero lo más probable es que antes de llegar se apruebe y se inicie el camino para el diseño de nuevos pasos de ajuste que tenderán a seguir los países que tienen una capacidad equivalente al 60% de PIB en deuda pública y un déficit del 3%, las reglas básicas que reconocen los tratados comunitarios.
El objetivo de mantener los nuevos estándares, en teoría, es reducir el gran volumen de deuda pública que los Estados miembros han acumulado tras las tres crisis sistémicas que le sucedieron (la financiera de 2008, la provocación de la pandemia y la choque (inflación causada por la invasión rusa de Ucrania) deja espacio para retrocesos que requieren objetivos de descarbonización o reabastecimiento de combustible para la defensa, por ejemplo. Y todo ello sin decir que el continente está comprometido y eso tiene un coste para el presupuesto público y perdura en la productividad.
Esta reversión será necesaria si se quiere desacelerar la economía europea, pero las cifras que se refieren a sus ingredientes -una inyección de 800.000 millones de euros al año entre el sector público y el privado- que revela el retorno son algo que parece imposible. . de soplar y sorber al mismo tiempo. Para garantizar la compatibilidad, sugiere integrar el mercado único creado por el informar a letta o la creación de herramientas de inversión municipal, porque esperamos que ofrezcan la información que la Comisión ha confiado al ex presidente del BCE, Mario Draghi.
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