La Caja Mágica no es lugar donde se guardan muy buenos recuerdos de Garbiñe Muguruza, que antes de participar en el trofeo de la campaña de este año en Madrid -en la final, la Iga Swiatek polaca-, tuvo su habitual expresión: «¡Uf! Cada vez que vengo aquí, no sé qué pasa, pero, ¡buf!, me ponía supernerviosa, ¡la verdad!”. El caso es que esta ocasión es diferente. No es tenista profesional —ya oficialmente el 20 de abril, cuando anunció su retirada en el marco de los premios Laureus tras una pausa voluntaria de un año— y recibió la felicidad de su nueva vida junto a su compañero, Arthur, como el Acompañamiento durante la visita al barrio de San Fermín. Sonido Garbí, saboteó la decisión. Saber irse, que es importante. Lo mejor hoy, desde hace 30 años y sin resquemores, en paz misma, que tarde y mal. Después de eso, la raqueta y algunos proyectos nuevos, incluso de otra forma, siempre estarán vinculados a tu deporte.
Ganadora de las dos grandes (Roland Garros 2016 y Wimbledon 2017), la Copa de Maestras (2021) y en su jornada número uno (2017), Muguruza ya ha dejado un excelente recuerdo entre sus compañeros y compañeras de su entrenador de tenis, imparable. cuando ‘ha alcanzado el punto de ebullición. Si ese fuera el caso, no lo había visto. “Está enchufada”, anuncia. Y zasca: historia. “Cuando yo tenía 16 años, ella era la mejor del mundo. Marcando una época, su estilo de juego se ha consolidado como muy moderno y agresivo. Es una pluma porque es joven, pero si eso es lo que buscaba, me alegro por ella», concedió un día a Paula Badosa. «Tengo la capacidad de jugar un gran tenis en cualquier momento, incluso la semana anterior será «Perdió en primera ronda», añadió la estadounidense Coco Gauff. «Era una jugadora increíble, apasionada, bella, fuerte, luchadora», ampliando a la bielorrusa Aryna Sabalenka, superada. Así fue la victoria de Swiatek en la final más larga de la historia de la torneo (7-5, 4-6 y 7-6(7), con una duración de 3h 11m).
El número uno, finalmente, se reconoce en la Caja Mágica, que irrumpir a Muguruza en el palco de personalidades y tras el partido en la pista, para agasajar a la polaca, aplaude con fuerza. Ay cómo va Garbiñe, Señorita Muguruzala chica que llegó a Williams y se convirtió en el templo de los ingleses, que dependía de la pronunciación y no estaba acostumbrada a hacerlo: Garbina. Sin ñ. Tenga en cuenta que es diferente. El tenis femenino de Pierde es una de sus grandes bazas de la última década y ahora cuenta con reconocimiento. Se produce en la zona reservada a los jugadores, en intimidad, tranquilidad, discreción, con una representación de la WTA -organización que gestiona el circuito- y una breve comida en los episodios en la que debe estar la pareja que entra en ellos, además de una funeral. Ya no pelotea Muguruza, que tiene unos pinitos como comentaristas —“en Twitch, porque es más informal y me dice más conveniencia”—, se relaja y, sobre todo, irradia felicidad.
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